Caracas, (1/8/2016)-Desde tempranas horas de la mañana, los buhoneros se dirigen a sus respectuivos lugares a extender sus manteles y mostrar la mercancia para la venta, pero todos los días tienen que enfrentarse a los policías matraqueadores. En ese momento, al grito de: ¡agua!, salen despavoridos para evitar que se les decomicen sus productos.
Ante la mirada cómplice de todos, los policías piden dinero o algún producto a cambio para dejarlos tranquilos. Una especie de vacuna para el comercio informal.
En el sector Capitolio cada hora los policias se asoman en las entradas de los bulevares, y el ritual de recoger, a paso veloz, toda la mercancía.
Los vendedores informales están cansados de seguir en esta macabra danza por no perder sus productos. Muchos de ellos reconocen que la situación del país está crítica y que se han visto en la necesitad de salir a las calles a vender lo que se pueda, para llevar algo de comer a sus casas, ante la grave escasez de alimentos que vive Venezuela. Ellos se quejan, pero nadie los escucha ni protege.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Realice su comentario libremente. Procure mantener un lenguaje adecuado.