27/8/16

EL HAMBRE APREMIA-La nueva moda: robar los conucos en zonas rurales

El desabastecimiento y la escasez están haciendo de las suyas. En las zonas rurales de las afueras de Caracas, existen muchas casas de gente humilde que tienen espacio para sembrar hortalizas y tubérculos para consumo propio. Ni siquiera su destino es para la venta.

 Ahora existe una nueva moda, que es robar por las noches en los pequeños sembradíos o conucos de esas personas, no se trata de hampa común, son los propios vecinos que riegan la voz de lo que hay en cada casa y así suceden las cadenas de hurtos.

No es casual que estos robos se produzcan en una misma comunidad o caseríos. Ya los vecinos han perdido hasta el sueño para estar pendientes de quien entra a sus propiedades que, en su mayoría, no cuenta con enrejados de seguridad apropiados. Colocan ramas, o se limitan a hacer cercados con la propia naturaleza, colocando cayenas o bambú para que, al crecer, formen paredes con sus propios enramados, cosa que permite que cualquiera que se lo proponga, entre con facilidad.

En el sector de Caucagua, estado Miranda,, está sucediendo, y es algo que ningún medio ha reseñado. Anoche, una familia común que tiene poco tiempo viviendo en la zona, compraron una propiedad en la que ya existían varios árboles frutales: mangos, lechosas, parchitas, naranjas, mandarinas, aguacate y piñas. los han cuidado muy bien para que la producción no decaiga, aparte de eso sembraron plátanos y yuca y se le dio perfectamente por las condiciones del suelo.

Mientras dormían, un grupo de personas ingresaron y arrasaron las plantaciones de plátano y yuca, que es uno de los alimentos más buscados dado la escasez de arroz y pasta, pues son un buen sustituto de estos carbohidratos. Se levantaron y se consiguieron con la sorpresa que ya no tenían los racimos de plátanos que estaban cuidando y que las plantas de yuca habían sido arrancadas.

Hasta este punto está llegando la descomposición social en Venezuela. Ya los principios y valores quedaron en el pasado e impera la anarquía y la barbarie. Ni los más humildes están a salvo. Somos un país de víctimas… ¿habrá que acostumbrarse a la desesperanza? Me niego a creerlo.

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