La crisis que vive el país
también ha afectado a los dueños de mascotas que, por no poderles comprar
alimentos, se ven obligados a dejar en las calles a sus mascotas ya
domesticadas, aunque no saben el gran daño que le ocasionan al perro o gato
(los más comunes), pues al llevar un ritmo de vida doméstico, enfrentar todo lo
que implica estar en la intemperie resulta apabullante, según explica ASOGUAU,
una de las tantas organizaciones de protección y defensa de los animales.
El precio de los alimentos para
gatos y perros en lo que va de año se ha incrementado en un 300%, mientras que
el bolsillo del venezolano se ha empobrecido con el pasar de los días. Los
menos apegados a sus mascotas optan por abandonarlos en parques o calles,
mientras que los amantes de canes y felinos se han decantado por opciones
diferentes y más caseras para mantener la salud de ese pedacito que es parte de
la “familia”.
“No tengo corazón para abandonar
a mi perro. Lleva 14 años conmigo y si paso hambre yo, pues también mi perro,
pero trato en lo sumo que si falta alimento en mi casa, rendirlo para que
comamos todos, porque el perro es mi familia también”, destacó Xiomara Cadenas,
Doglover a rabiar.
La gente de ASOGUAU asegura que
con la crisis han surgido otras marcas de gatarina y perrarina menos costosas y
de muy buen sabor que los animalitos están asimilando, aunque sigue siendo
costoso para gente menores recursos que optan por comprar el alimento por kilo
y de marcas de no muy buena calidad.
La mayoría de los perros se ven por las calles en estado de desnutrición crítica al igual que los mestizos que tienen las calles como hogar. Son muchas las asociaciones de animales que se encargan de recogerlos, desparasitarlos, curarlos y darlos en adopción, incluída la Misión Nevado, pero son tantas las mascotas abandonadas que ya no se dan abasto.
Así están las cosas, ni los
venezolanos ni nuestras mascotas escapan a la triste realidad que azota el país
y que inescrupulosos políticos se empeñan en ocultar ante la mirada
internacional.
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