Lo que ocurre hoy con el tema de las medicinas, es sumamente preocupante y afecta a toda la población. Hace poco varios artistas y políticos recogieron toneladas de medicamentos en el exterior, que sólo esperaban por la autorización del Ejecutivo para que se abriera un canal humanitario para que esas medicinas que cubrían distintas ramas de la salud, llegasen a los pacientes.
Pero hablemos sobre el tema de la psiquiatría. Actualmente existe una escasez que ronda el 85 por ciento en medicamentos de esa área. Es imposible conseguir algún psicotrópico como: Diazepam, Bromazepam, Clonazepam, entre otro más. La mayoría antiansiolíticos que ayudan al paciente a mantenerse en calma o por lo menos serenos ante circunstancias de la vida. Hay personas que no tienen una resistencia mental como la poseen algunos y ameritan de este tipo tratamiento para llevar una vida un poco más agradable y sentirse mejor con ellos mismo.
Al hacer un recorrido por las boticas, ya tienes un no rotundo. No les llegan los antiansiolíticos desde hace meses, según indican sus propios dueños. En las grandes cadenas como Farmatodo y Locatel se puede correr con un poco más de suerte. Cada una cuenta con aplicaciones para Android e IOS para localizar las medicinas por estados y establecimientos. La verdad es que es sumamente dinámica la aplicación, o puedes ingresar directamente a sus páginas web si no usas teléfonos inteligentes.
En Farmatodo se consiguen muy pocos. Diazepam y Bromazepam está agotado en todo el país y el Clonazepam se consigue en muy pocos lugares en toda la geografía nacional, mientras que en Locatel ocurre algo peculiar, hay en existencia, pocos, pero los hay, sólo que cuando te diriges a sus establecimientos te dicen que no hay. Argumentan que la aplicación presenta problemas y no se está actualizando en el tiempo que le corresponde.
Después tenemos la escasez generalizada, tanto del genérico como de marcas reconocidas de Fluoxetina, la popular fórmula que se comercializó en el mundo como la píldora de la felicidad con la marca Prozac. Esta fórmula química no se consigue en ningún lado, por lo menos en el sector farmacéutico privado.
Recorro farmacias a diario y los lamentos y casos que he visto son espantosos. Pude presenciar el caso de una señora de avanzada edad que buscaba una de estas medicinas, ya tenía cierto tiempo sin tomarla y son tratamientos que no se deben abandonar de manera abrupta. Los niveles de ansiedad de la pobre señora eran ya rondando a un ataque de pánico. La respuesta de quien atendía el mostrador era que no podía hacer nada.
Una de las personas que presenció lo ocurrido de principio a fin y en silencio, fui yo. Me encargué de tomarla de las manos y pedirle que se calmara, pues, por cuestiones de la vida, tenía una caja de Bromazepam (Lexotanil), guardada en casa y a meses de vencerse y era lo que necesitaba. La farmacia quedaba cerca de casa, le dije que me acompañara y creo que la doña se sintió en confianza. Obvio que no se la iba a vender, va contra todos mis principios. Caminamos juntos como si fuéramos familia, y la fui consolando. Llegamos al apartamento, le pedí que tomara asiento, le ofrecí agua y le traje la cajita que le prometí. La señora rompió en llanto. decía que lo que hice por ella ese día nadie lo hace, que la gente mira con indiferencia, pero no se solidariza.
La doñita, que no diré su nombre, me confesó que su esposo sufría de esquizofrenia y que no ha podido medicarlo, no por falta de dinero, sino porque no hay las pastilla para controlar este tipo de enfermedades mentales.
Señores del gobierno, con el hambre y la salud de la gente no se juega. Dejen su descaro y asuman la grave crisis que tenemos para que nos llegue ayuda. No piensen en el bendito poder, piensen en ese pueblo del que tanto hablan, dignifíquenlo y protéjanlo; ese es su deber.
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